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Basurero “Don Pepe” [Un experimento de fabulación etnográfica a 12 manos]

Violeta Cabello, María Fernanda Cuevas, Nicolás Gutiérrez, Irene Miguel Nájera, David Pérez, Laura Line Verguts

Bilbao, 31 de Mayo de 2023

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Este escrito, con forma de fabulación etnográfica, ha sido realizado de forma conjunta por los alumnos del máster Modelos y áreas de investigación en ciencias sociales. Es resultado de una experimentación en varias fases: (1) Un paseo etnográfico guiado por Elixabete Imaz que ha derivado en la realización de una serie de catas individuales (2); La puesta en común de esas catas y el “despedazamiento” de los textos en categorías previamente definidas: sensorios, tensiones, habitar, abandono y materialidades; (3) La construcción de un texto en común a través de la combinación en tiempo de clase (dos sesiones acompañados por Gabriel Gatti) de los fragmentos (des)ordenados en el ejercicio de despedazamiento.

El texto inventa un basurero que recrea otras situaciones reales de abandono que podemos encontrar en la cotidianidad de nuestras ciudades. Una primera parte se compone de un diálogo realizado con la adaptación de frases producto del despedazamiento de las catas originales. Una segunda parte se constituye a partir de enunciados descriptivos que han sido generados desde las frases originales, agrupadas en nuevas categorías surgidas de la lectura colaborativa de la pedacería trabajada.

Sorprendentemente, el resultado final tiene sentido.

La C/Kuadrilla se reunió para un plan de domingo. Querían visitar un parque renovado recientemente, que es parte de un proceso de restauración del antiguo basurero “Don Pepe”, ubicado junto a una estación de metro. Lugar perfecto para un picnic. Al llegar, encontraron una valla publicitaria que indicaba el presupuesto del proyecto, los impactos favorables del mismo… con una pintada: “este parque es basura”. Les hacía recordar el texto de Peter Walker (1992) donde expone su teoría sobre la ordenación paisajística de los espacios periurbanos de ocio en el sur de Europa. Afirmaba que los espacios reconvertidos necesitaban un tiempo para ser interiorizados por la propia población, y así dejar de lado su estigmatización.

  • Esto está muy chulo… pero no hay nadie.
  • Creo que esta zona era considerada peligrosa e intransitable. Mi abuelo me contó que aquí hubo un escape de la fábrica papelera de la zona que contaminó los terrenos. Durante años la gente se acostumbró a tirar aquí su basura de forma ilegal. Al final, la gente dejó de venir. Pero, desde que el ayuntamiento decidió rehabilitar el lugar tras sellar el vertedero y plantando árboles y césped en el lugar, llegó el skate park y el carril bici. Más tarde, llegaron los merenderos.
  • Demos un paseo, habrá que buscar una mesa.

Tras cinco minutos caminando, encontraron un camino no señalado, totalmente inaccesible a la vista. El paisaje cambió.

  • ¿Qué es esa especie de poblado?
  • A lo mejor no nos dejan entrar, no es parte del parque.
  • Sí, hay una barrera natural.
  • Parecen chabolas, pero tengo reservas con ese nombre.
  • ¿Vamos?
  • Da un poco de miedo…. y encima huele a pis.
  • Saltemos la barda, yo quiero ver.
  • No sabemos que habrá detrás.
  • Igual hay seguridad.
  • O a lo mejor lleva años sin entrar nadie, pesado.
  • Mira esos plásticos tirados en los árboles.
  • Se parecen a las trampas para cazar moscas.
  • De hecho, hay un montón…
  • ¡Pues mira las ratas!
  • ¡Calla hombre! ¡Son calcetines!
  • Y colchones.
  • ¡Escuchad! ¡Es el sonido de una radio! ¿O es una tele?
  • Nos querrán contar algo…

El camino es una especie de poblado descuidado gradualmente. ¿Incomoda que esté cerca del parque, o que esté? Al acercarnos, parecía ser una zona oscura con plásticos estirados en los árboles; desde alguna mirada podría parecer un abandono institucional que pasa desapercibido ya que es un lugar de poco tránsito, una nueva frontera que manifiesta un nexo con la basura que producimos.

Es increíble que esto pase desapercibido … ¿La gente lo ignora? No quiere verlo. ¡Parece mentira que tengan ojos! A lo mejor ese es el problema, que reside tanto en los límites, como en la sobreexposición de nuestra mirada a lo que se nos permite ver. Con la intención de des- abandonar (reconvertir, restaurar) se termina abandonando lo que queda fuera.

La primera característica cuando piensas en un basurero es el olor. Es una experiencia sensorial que te impregna, te incomoda y que puede llegar a ser insoportable. Sin embargo, la basura es parlanchina. Es imposible no percibirla. Nos quiere contar algo y ayudarnos a descubrir realidades que están ahí, junto a nosotros. Realidades que constantemente deseamos abandonar.

Y donde creemos que no es posible, en los antiguos terrenos de un vertedero hoy reconvertido en espacio de ocio, donde la vegetación es más espesa y sirve de refugio, surge una nueva realidad, aquí hay gente habitando. Quizá esa barrera natural, esa puerta, no es frontera sino refugio. Una manera de mostrar que hay un adentro. Esta forma de habitar se presiente diferente, es más precaria y nos hace preguntarnos cuál es la diferencia de habitar un espacio u otro. Qué hace que uno tenga mayor derecho a ciertos recursos.