Las catas son acercamientos empíricos a casos y cosas que revelen que detrás hay algo que merece la pena seguir explorando. Nada sistemático aún: una intuición, una noticia, algo que alguien dijo, un escenario social cotidiano, un producto literario o uno de cultura popular. Es dejarse llevar por aquello que nos llama la atención y que ahora miramos desde las lentes ViDes. Es seguir, por un momento, muy corto, o atender fugazmente a algo que se cruzó en el camino. Cuanto menor sea la sistematicidad —que se presupone al trabajo de campo— y mayor la improvisación, más nos estaremos acercando a la cata. No ha de interpretarse, sin embargo, como un previo al trabajo de campo sistemático. En ViDes, donde pensar el cómo contar articula el proyecto, una cata tiene pretensión de ser el trabajo de campo en sí, una metodología que trabaja, como su objeto, a cachitos, a trozos, que coge de aquí y allí, siguiendo el rumor de aquello que quiere trabajar, sin pretensión de universalidad porque el objeto tampoco lo es. Pero es también ponerlo en relato: escribirlo, hacer una nota de voz, plasmarlo en un dibujito de servilleta, redactar una viñeta etnográfica, hacer un mapa, resumir un libro, contar el capítulo de una serie… Pues lo que importa no es sólo el “hecho social” en sí de la cata, sino cómo al ponerlo en relato lo vinculo, lo leo, lo pongo en relación con las dimensiones analíticas que dan forma a ViDes y lo comparto con el equipo de investigación.
Catar es “coger” y “buscar”. Significa “probar, gustar algo para examinar su sabor o sazón”. También significa castrar, cuando eso refiere a quitar la miel de los panales. Lo del panal y la miel es sugerente, como si empleado el significado metafóricamente evocara esa práctica de quedarse con lo sustancial, con los significados gruesos, luego de pensar, imaginar e incluso maliciar. Catar es pues buscar, procurar, solicitar… Y probar y emitir un juicio a partir de la prueba. En ese sentido, el resultado de la cata es transitorio: luego de probar cómo sabe algo, puede desechárselo o retenerlo y seguir inquiriendo. Referido a un campo de observación, a lo que llamamos trabajo de campo, se diría que hace a una primera afectación, a una seducción inicial por el objeto. En la práctica es una entrada sigilosa e insegura al campo; una puesta a prueba primaria de hipótesis, una búsqueda de nuevas preguntas; también de pistas por dónde seguir y de contactos con los saberes nativos…