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Cuentas y desaparición

Por María del Carmen Peñaranda y María Martínez

30.000 desaparecidos de la dictadura argentina (1). 58.926 desparecidos en Colombia y 24.975 desparecidos en México del año 2006 al 2015 (2). 114.000 desaparecidos durante el franquismo (3). 4.757 migrantes desaparecidos y muertos en el mundo en lo que llevamos de 2017, de los que 2.793 han ocurrido en el Mediterráneo (4). 10.000 niños refugiados desaparecidos en Europa (5). Más de 4000 mujeres desaparecidas en la Ciudad de México y su región en los últimos 10 años (6). 14.000 personas desaparecidas sin causa aparente en España (7) y 4.164 búsquedas activas a marzo de 2017 (8).

En el campo de las desapariciones, las cifras están por todas partes. Cifras que se utilizan como forma de dar cuenta de los desaparecidos. Cifras grandes, potentes, impactantes. Cifras que estremecen y que intentan captar en un número la magnitud de la tragedia. Casos de desaparecidos que asisten a un proceso de cierre en torno a la cifra, que se mitifican y solidifican a través del número.

La cifra, el número, ha sido uno de los lugares comunes que nos hemos encontrado al acercarnos a las desapariciones desde un punto de vista metodológico. Por ello, por su presencia transversal en los diferentes tipos de desaparecidos (los originarios, los extendidos y los sociales), y por cómo estas cifras y números rodean y dan cuenta y forma a la desaparición, nos hemos formulado preguntas como: ¿Cuál es del número de desaparecidos? ¿cómo se cuentan? ¿quién los cuenta? ¿qué procedimiento o procedimientos se utilizan para el contaje? ¿cuál es la utilidad de contar desaparecidos? Este interés por las cuentas que recogemos en esta entrada nos remite a la presentación y discusión de uno de los talleres que el equipo de Desapariciones organizó en el Workshop “La desaparición forzada de personas. Circulación transnacional y usos sociales de una categoría del derecho humanitario”, que se celebró en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati en julio de 2017.

La puesta en forma que se corresponde con la operación de cifrar, con la puesta en número, se da en diferentes ámbitos: desde la ciencia, para aportar conocimiento o un cierto tipo de conocimiento analítico; desde el gobierno humanitario, que desea localizar, gestionar, controlar e intervenir con ciertas poblaciones; desde las ONG e instituciones internacionales, que buscan dar cuenta de su presencia y existencia, y así concienciar, sensibilizar e intervenir con estas poblaciones; y desde las asociaciones de víctimas y familiares, para denunciar y activar la búsqueda de desaparecidos.

El científico, y especialmente el estadístico, quiere contar desaparecidos, y quiere hacerlo bien. Quiere ofrecer números fidedignos que representen a las poblaciones objeto de estudio. El gobierno humanitario, por su parte, necesita disponer de un mapa completo, de una radiografía que le permita localizar y, con el número en mano, justificar la pertinencia de diseñar políticas y de intervenir sobre estas poblaciones. No solo se apoya en los números que producen otros, como los científicos, sino que también produce números (conteos sobre migrantes, sobre pobres, sobre mujeres tratadas, etc.) En ambos casos, encontramos dificultades para contar estas poblaciones de desaparecidos, porque es este un número incontable, un objeto que se nos escapa y nos desborda. Dificultades y limitaciones que escasamente son explicitadas y que no ocupan demasiado espacio en las reflexiones sobre la producción de números y cifras en torno a los desaparecidos.

Algunas de estas limitaciones tienen que ver con la dificultad de acceso a determinadas poblaciones a través del censo (herramienta que es muy poco específica) o de los sondeos por muestreo (como las encuestas de pobreza o de población migrante), donde apenas se cuestiona su representatividad. Incluso hay poblaciones que permanecen invisibles a los métodos y técnicas estadísticas, las que conocemos como poblaciones ocultas. También se encuentran dificultades para obtener poblaciones representativas y/o realizar estimaciones de ciertas poblaciones con las fuentes de las que se disponen. Por ejemplo, para contar los migrantes muertos y desaparecidos en las diferentes rutas migratorias y espacios fronterizos, se trabaja con estimaciones y conteos indefinidos y vagos, imprecisos e imposibles de llevar a cabo. Bryan y Laczko (9) señalan que en 2014 casi el 70% de las muertes registradas hacían referencia a personas desaparecidas en el mar. Pero, ¿qué ocurre con aquellos migrantes cuyos cuerpos no son encontrados o que no son reportados como desaparecidos? Las estimaciones realizadas por las autoridades, atendiendo a la capacidad de los botes, o por los supervivientes, quienes pueden reportar datos imprecisos por desconocimiento o por temor a las mafias que operan en estas rutas migratorias, ilustran la fragilidad de estos números y estimaciones. También se señala como dificultad la definición y el uso de categorías: categorías distintas que generan números distintos, y que impiden la comparación (por ejemplo, hay conteos sobre migrantes desaparecidos que solo contabilizan a los desaparecidos en las fronteras, y conteos incluyen a aquellos que desaparecen en espacios de tránsito como desiertos, montañas, mares, ríos…; o conteos que consideran en la misma categoría a prostitutas y mujeres tratadas; etc.)

Estas dificultades en el contar desaparecidos y poblaciones ocultas invitan a una búsqueda e invención de herramientas y técnicas que sofistiquen y perfeccionen este conteo. Esta innovación técnica remite, en algunos casos, a técnicas de índole cualitativa y etnográfica y, en otros casos, a técnicas un tanto a-convencionales para dar y contar su población objeto (por ejemplo, Tyldym y Brunovskis (10) realizaron llamadas de teléfono a anuncios de prostitución como forma de contar mujeres tratadas). Hemos encontrado cierta desesperación por el contar, así como por la búsqueda de técnicas que permitan cerrar el objeto. De todos modos, y a pesar de la tecnificación estadística, el número se escapa, poniéndose en evidencia que los números no funcionan bien y que es muy difícil que lleguen a funcionar.

La circulación del número permite visibilizar unas situaciones, unas categorías, pero también invisibilizar otras. En este sentido, nos preguntamos: ¿Qué se cuenta y qué no se cuenta?¿De qué da cuenta el número y de qué no? ¿Qué se tiene en cuenta y qué no? ¿Qué importa y qué no importa? ¿Qué actores se están contando y con qué intereses? ¿Qué finalidad tienen estos datos y estas fuentes? La puesta en número, en cifra, busca visibilizar una realidad, una problemática. Si como apunta Edkins (11), el desaparecido es quien no cuenta, ¿por qué se cuenta y se da cuenta de él? Usos e intereses mediáticos, políticos, biopolíticos, e incluso morales y de justicia social orientan estas cifras y cuentas, así como los procesos de visibilización (o invisibilización) de estos desaparecidos. El conteo podría considerarse como una forma de hacer presente al desaparecido, de tenerlo en cuenta. Sin embargo, no podemos descuidar que en esta forma de dar cuenta, también se producen espacios del afuera, donde queda y residen aquellos que se siguen sin contar: desaparecidos que no cuentan y que permanecen en los márgenes.

 

Fuentes

 

(1) http://www.agenciapacourondo.com.ar/relampagos/30000-el-numero-de-la-dimension-del-crimen-masivo

(2) http://interactivo.eluniversal.com.mx/desaparecidos/index.html

(3) https://www.lamarea.com/2013/10/01/onu-desaparecidos/

(4) http://missingmigrants.iom.int/

(5) http://www.publico.es/internacional/menores-refugiados-desaparecidos.html

(6) http://data.eluniversal.com.mx/ausencias-ignoradas/

(7) http://www.elmundo.es/sociedad/2016/04/01/56fe4511268e3eb3128b462a.html

(8) http://www.elmundo.es/sociedad/2017/03/07/58be9942e2704eca408b4666.html

(9) Brian, Lara y Laczko, Frank (2014). Migrant Deaths: An International Overview. En International Organization for Migration (IOM). Fatal Journeys. Tracking Lives Lost during Migration (pp. 15-43). Geneve: International Organization for Migration.

(10) Tyldym, G. y Brunovskis, A. (2005). Describing the Unobserved: Methodological Challenges in Empirical Studies of Human Trafficking. International Migration, 43(1/2), 17-34.

(11) Edkins, J. (2011). Missing. Persons and politics. Cornell: UP.