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Gatos desaparecidos

Gabriel Gatti

Palo Alto (California), Septiembre de 2019 a Junio de 2020

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Maite sugiere como nota de campo hablar de la proliferación de refugios para animales, improvisados en algunos rincones de Almería. Quizás llamarle refugios sea excesivo pero algo hay de potente en esa intuición. Siempre hubo lugares en las ciudades a los que alguna gente se acercaba a dejar pienso o restos de comida a los gatos callejeros. Solían hacer espacios esquinados en lo que lo frecuente era ver alguna dulce ancianita o alguien que inevitablemente pensaba que vivía solo. Tú eres propicia para la curiosidad pero de conceptualización escasa más allá del folclorismo al que siempre invitan los personajes de la ciudad. Algo propicio para una sociología de las vías urbanas, ya digo folclorismo de nuevo cuño. Pero es cierto que estos espacios que intuitivamente quizás entonces incluso se llamaban refugios ahora tienden a ser denominado de ese modo de una manera más sistemática. y no solo con gatos: refugios de focas, reservas de fauna local… Quizás sea sobre interpretar pero la ley sobre la fauna local que acaba de aprobarse en el Parlamento español parece también entender a esta sobreprotección de nuestros queridos amigos los animalitos. El caso: la intuición de Maite es buena y en esos rincones urbanos con gatos callejeros alimentados con pienso o latas de sardinas que sobran de la despensa ahí también puesta una energía que permite pensar en extraños refugios.

No tengo mucho que decir sobre ellos pero al oír la idea de Maite me viene a la cabeza algo que supe atrapar con la Cámara de fotos del móvil estando en palo alto en 2020, las decenas de fotos de gatos perdidos, desaparecidos, desplegadas por los árboles de la zona. en ese caso como el este que señala Maite se aprecia una tendencia similar a usar un apelativo trascendente —refugio o desaparición— a algo que no deja de ser trivial —un gato perdido—. lo extraordinario del primer concepto Unido al final al ordinario del segundo termina haciendo de este último un bien a proteger. Quizás lo merezca. quizás no. quizás sea un ejemplo más que permite llegar a la hipótesis del mundo de víctimas.

El refugio Parecería referirse a lo que queda cuando no hay nadie más que te proteja. pero para que eso ocurra el que es protegido tiene que ser un sujeto de derechos, que ha de ser acogido porque se le han vulnerado tus derechos. ¿Es el caso? ¿Es sujeto de derechos? ¿Qué significa que se lo lea así? O hablar de víctimas sin perpetrador ¿hay en esto algo parecido a eso? no sé muy bien qué quiero decir todavía. Creo que tiene que ver con algo que podría formularse así: la construcción de espacios de refugio para entidades que no están en condiciones de recibirlo sea porque no tienen el Estatuto que el refugio amerita sea porque no lo piden sea porque no lo entienden. tengo que pensarlo más pero es un camino posible de razonamiento.

Lo que sin duda conecta la intuición de Maite y la mía mismo sacando fotos en palo alto es ese tonto flirteo entre lo banal y lo trascendente, que se rozan jugando peligrosamente. Cuando saque todas esas fotos las de gatos perdidos que su dueño os llamaba «desaparecidos», «lost», «missing» no me atrevía a hacer de eso un artículo o una reflexión seria pensando en el riesgo de banalizar una categoría demasiado sublime. Y tengo, ya digo, decenas de fotos de estos lindos animalitos recordados en una especie de institución de búsqueda que en su retórica y en su gramática y en su proceder apela a los mismos recursos a los que se apela en la búsqueda de desaparecidos: la unidad familiar, la pérdida triste, la desolación, la demanda de colaboración en la búsqueda. No estoy realmente muy seguro de dónde está la gallina y dónde el huevo: si una retórica/estética alimenta la otra o si las dos se han ido constituyendo mutuamente. En cualquier caso lo deje sin analizar tanto porque llamar desaparecidos a esos gatos podría ser entendido como una frivolidad. Pero puede que no, puede que la frivolidad fuese hacer esos carteles. Quizás ocurre lo mismo con el ejemplo de Maite que los frívolos son los que se oponen a dar refugio a los gatos.