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Indusión de eucalipto

David Casado-Neira

Basilea (Suiza), 21 de Abril de 2023

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Es un cartel grande, o una valla publicitaria pequeña, retroiluminada, de alta calidad. Dos fotos contrapuestas.

A la derecha un hombre delante de una plantación de eucaliptos, en vaqueros, camisa a cuadros y sombrero de alguna fibra vegetal. A su alrededor restos de una tala, al fondo maquinaria pesada forestal y lo que aún no ha sido talado: eucaliptos que forman un telón de fondo y dan realce a todos los demás elementos de la desolación. El hombre nos da la espalda. El primer eslabón para la elaboración de la celulosa de papel. Puro Plantatioceno.

A la izquierda otro hombre con otro sombrero de fibra vegetal, una camiseta blanca y vaqueros, intuyo un logo en la camiseta, intuyo un país del Cono Sur. En contra de la publicidad habitual, no sonríe. No es el indígena feliz que cultiva nuestro café. Es una mirada desafiante, incluso acusadora. En mi ignorancia botánica identifico a su alrededor plantas de mijo, tabaco, algún frutal y vegetación variada. Pura agricultura de la resistencia, una huerta de subsistencia o un cultivo de permacultura, o ambas cosas. Un gran interrogante está sobreimpreso sobre ambas imágenes: “¿De qué mundo queremos ser responsables?»

Es una campaña ecuménica de HEKS. Brot für alle [Pan para todos], una ONG de la iglesia evangélica reformada suiza. Misioneros protestantes con una iniciativa interconfesional. El QR del cartel abre la página web de la campaña “Justicia climática”.  Y nos interpela ”¿Consumes alimentos de forma responsable?” Nos habla de gases de efecto invernadero, de consumo regional, de alimentos de temporada. De cómo las personas que menos contribuyen al cambio climático son las que más sufren sus consecuencias, y de hambre. Apelan a la justicia climática, las imágenes son claras: monocultivo y deforestación, frente a alimentos y biodiversidad. Más abajo en la web hay un juego para conocer el impacto de nuestros hábitos alimenticios, consejos para el día a día, para poner nuestras vidas “rumbo al clima”, y vídeos sobre acciones en Kenia, Mali, Brasil y Guatemala (no estaba muy desencaminado con mi suposición). Ya no se trata de quien sufre la injusticia climática, sino de nosotros. Piden donaciones, quieren educarnos, y despertar nuestras consciencias.

A mi alrededor se apuran los cafés. Dejamos los rastros de nuestros vasos de papel en la zona franca suiza del Aeropuerto Basilea-Mulhouse-Friburgo. Nuestro vuelo está abierto para el embarque.