Ignacio Irazuzta
Virtual, 8 de Noviembre de 2021
A poco de comenzar con el proyecto y ensayando la noción de refugio decido escribir a Sofi, una ex alumna de varios años atrás que supe luego de ella cuando se encontraba trabajando en el ACNUR. Le escribí porque alguna vez que nos encontramos en Monterrey, ella me había comentado que estaba en la ciudad (su base de trabajo era en el sur de México) porque firmarían un convenio con una casa de migrantes para la construcción de un nuevo albergue en Monterrey. Tenía la idea de que Sofi me había hablado en aquel momento de unos arquitectos italianos que venían avalar el proyecto de parte del ACNUR. Sabía además del proyecto porque el párraco de la casa nos lo había mostrado a Gatti y a mí cuando lo entrevistamos para el proyecto de investigación anterior.
Al parecer, los arquitectos italianos nunca existieron. Sofi me dice que no recuerda nada de eso. No hay tales arquitectos italianos, pero Sofi me pregunta si necesito saber sobre “arquitectos especializados o que hagan infraestructura en contextos humanitarios”. Sus términos superan mi fantasía sobre los arquitectos italianos.
Me cuenta: “en México no hay nada muy especializado”. Poco o nada. Me habla de la guía Sfera (me dice que la googlee. Aquí está). Es un manual de buenas prácticas para el trabajo humanitario y entre sus apartados tiene uno que refiere a “Alojamiento y asentamiento”. Distingue entre ambas cosas y dice lo siguiente: “Los alojamientos y asentamientos están interrelacionados y tienen que considerarse conjuntamente. “Alojamiento” es el espacio habitable que tiene la unidad familiar e incluye los elementos necesarios para el desarrollo de las actividades cotidianas. “Asentamiento” es el lugar o territorio donde viven las personas y la comunidad” (p. 268). Lo que sigue son una serie de consideraciones respecto a esas dos cosas y a otras que ni de lejos se cumplen en los albergues que yo he visto en México y que el ACNUR conoce porque aloja allí a muchos de sus refugiados.
Lo que en realidad ocurre, me dice Sofi, es que en México es difícil implementar los criterios de Sfera porque los albergues no son de las organizaciones humanitarias (como el ACNUR); son de las organizaciones civiles y de la Iglesia, por lo cual es complejo que desde estos lugares tengan disposición a hacer los ajustes que Sfera requiere, a hacer lo que en voz nativa de organizaciones internacionales llaman humanitarian settings.
Me habla luego de una colega australiana que a eso se dedica; también de algún español. Me ofrece ponerme en contacto, pero ahí queda. Pendiente. Esta cata es una especie de recordatorio de esa vía de investigación, de esa ruta de trabajo de campo. Sabemos que hay arquitectos de refugios, sabemos que hay reglas arquitectónicas del refugio. Me interesa el oficio; también las reglas del oficio. Me interesan también los refugios en ese alto grado de institucionalización; el máximo, quizá. Quizá también en, en ese orden de refugios, los menos institucionalizados, esos mismos en los que el ACNUR no puede aplicar las normas de Sfera, pero de los que se siguen construyendo. De esos refugios sabemos algo; no tanto sobre cómo los imaginan quienes los construyen.