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Negociando transporte

David Casado-Neira

Ourense a Vigo, Noviembre de 2022

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Dos historias con ciertas similitudes en el mismo mes y no sé si hay alguna conexión entre ellas la de John y Louis (nombres supuestos).

1. John

Reservo un coche en Blablacar para ir de Ourense a Vigo, somos dos más el conductor. El lugar de salida es el habitual. Llegamos todos casi a la vez y procedemos a las formalidades habituales: quien es quien, quien se sienta de copiloto, se carga algún bulto en el maletero de coche. Y aparece John, mucho más joven que nosotros, apenas 20 años, vestido como uno se imagina un universitario africano, como podría vestirse un universitario si una universidad normal tuviese un código de vestimenta: vaqueros, deportivas, camisa y jersey de pico (alguna reminiscencia británica). No habla casi castellano, así que la conversación con el conductor del coche y nuestro anfitrión para el trayecto se pasa al inglés, quien se disculpa por su inglés limitado.

Parece que no ha podido hacer la reserva a tiempo por que la aplicación daba una error con el pago. En Blablacar hay que darse de alta con una tarjeta de crédito que sirve a la vez como medio de pago, y de identificación. El salvoconducto para poder darse de alta en la plataforma. No hay ningún problema, se viene con nosotros y partimos sin más.

La conversación en el coche es banal, John que queda fuera de ella, está sentado detrás de mí y no es en inglés. No nos interesamos mucho por su condición evidente de extranjero, como si nos hubiese entrado cierto pudor o no quisiésemos arriesgar nuestro inglés con él. Sin más llegamos a nuestro destino, nos bajamos del coche, recogemos nuestro equipaje. John y el conductor están arreglando lo del pago. Hay una tarifa estándar, la que pagamos a través de la plataforma 6€. Pero parece que están negociando el precio, sin mayores problemas. No sé si no le quiere cobrar, si John no tiene cambio o si no hay acuerdo sobre la tarifa, pero no es una situación tensa. Nos despedimos y dejamos a John y al conductor hablando.

2. Louis

Estoy a punto de salir en coche. He puesto el trayecto (Ourense-Vigo) en Blablacar por si alguien quiere reservar el trayecto conmigo. Por defecto diez minutos antes del inicio del trayecto ya no es posible reservar ninguna plaza. Así no hay que esperar hasta el último momento para saber si habrá que ir al punto de salida a la hora concreta. 12 minutos antes de la salida (a las 10.40) me llega un mensaje a través del aplicación:

Louis: -hola -en vez de por aquí

Yo: Hola

L: -hola -estoy en avenida […] -me esperarías -si salgo ahora para ahí -para el pabellón

Y: Depende de lo que tardes. A 45 tengo que salir. ¿A dónde vas?

L: -a tui -o podemos quedar en otro sitio si puede -a 45 no llego -a y 50 si – dime algo -que tengo que salir si me esperas

Y: Lo siento voy conduciendo. Voy justo de tiempo salgo a 45

L: entonces no me da si tengo que ir hasta ahí -si me puedes coger en otro sitio mas cerca -es que necesito ir

Y: Ok. A ver si en otra ocasión Louis ya no habría podido reservar el viaje a través de la aplicación. Tampoco me resulta simpática su forma de lo que me parece ya algo de chantaje y pedirme un servicio a domicilio. Tampoco voy a Tui, me habría tenido que desviar más de 30 kilómetros. No sé si Louis tiene una idea clara del trayecto que quiere negociar. Por la conversación tengo la sospecha de que no domina del todo el idioma: sintaxis atípica, alteración entre el tuteo y el tratamiento de usted/vos, errores tipográficos.

Louis no tenía foto en su perfil de usuario ni ningún dato más que su nombre. Tengo una sospecha, ¿hay identidades de tarjeta de crédito en Blablacar compartidas por diferentes personas sin documentaciones válidas? No sé si estoy tras el rastro de una forma de movilidad basada en identidades compartidas, alquiladas o prestadas. No sé si la de John y Louis son historias con el mismo trasfondo o si mis prejuicios me hacen imaginar inmigrantes sin papeles africanos en ambos casos.