Gabriel Gatti
Valencia, 27 de octubre de 2022
Después de unos días dedicados a un proyecto de colaboración con otros grupos de la Universidad del País Vasco sobre los parques para habitar la hecatombe y el colapso, es decir, un reciclaje de la idea fuerte de ViDes, aterrizo en Valencia para presentar Desaparecidos junto a Jaume Peris. No vine a hacer campo, solo a eso, y a reposar la cabeza…
Pero, ay, las situaciones ViDes me rodean, y no vemos más que momentos guau, “otro refugio”. Y así al aterrizar en el aeropuerto de Manises, con una publicidad con capas de historia de la protección. Es de algo que llaman bioparc, con fotos de elefantes, jirafas, rinocerontes y otros animalitos en peligro de extinción. Bajo las fotos, un lema dice “Mira, siente y protege”, tres verbos, tres acciones diferentes en relación a lo otro (la naturaleza en este caso, pero valdría para el delincuente, el loco, el humano otro) cuando está encerrado:
- primero, contemplar, la acción principal en época de zoológicos y gabinetes de curiosidades, era de jardines que arrancan, de la belleza de la clasificación y la taxonomía. No había deseo de proteger ahí, no creo. No era auxilio, era la contemplación que acompañaba sin culpas a la explotación; y belleza.
- luego sentir, un mirar que se fue convirtiendo con el tiempo en algo más. En la época de los parques temáticos y el simulacro: no solo zoológico, sino que “estabas allí”, eras parte, el dispositivo te trasladaba. Pero la cosa fuerte sigue siendo la curiosidad, lo otro que no conozco y que el dispositivo ayuda a conocer. No hay refugio allí, ni protección.
- Y finalmente el gabinete de curiosidades, el parque temático, la belleza del taxon, gira, y se convierte en refugio, en espacio de preservación, en garantía de conservación en era de colapso. Mirar, sentir y proteger no se excluyen, ni siquiera diría que las dos primeras estén en capas ocultas por la primera. Es otra paradoja del refugio.