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Seguridad social

Gabriel Gatti

Bilbao, junio de 2022

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Una situación banal, pero sin embargo sería. Vino mi madre de visita a Bilbao. Teniendo en cuenta su edad, su estado médico, experiencias pasadas, considerando también nuestra propia tranquilidad, entendimos que era conveniente asegurarse de que durante el tiempo que va a estar aquí, apenas 3 meses, tendría la cobertura médica necesaria para solventar cualquier situación sobrevenida, que ya se han convertido en situaciones comunes.

Siendo española residente en el extranjero pensábamos que una vez en España le asistía el derecho a recibir asistencia médica como nacional. Pensábamos que no sería nada muy raro. Sin embargo, ni la administración vasca ni la española nos supieron guiar adecuadamente, tampoco la embajada de España en Uruguay, antipática como suele serlo. Las distintas situaciones que se abrieron a lo largo de estas averiguaciones fueron tan desagradables como kafkianas y revelaron lo difícil que todavía resulta para cualquier administración colocar adecuadamente a aquellos y aquellas de sus ciudadanos —o sea, sujetos de derechos y protecciones— si por alguna cosa no encajan en las casillas de las convenciones. Era tan incierta la situación que se dibujó que optamos por hacer lo que una de las administraciones nos aconsejó, sacar un seguro privado. No creo que el neoliberalismo sea lo que explique esto. De hecho, ahí está el tema, en la dificultad enorme para las burocracias para generar un lugar de protección para los ciudadanos que no quepan con facilidad en el lugar de lo común, en la dificultad, que deriva de la anterior, de hacer visible eso que se sale del cuadro y gestionarlo. Quienes sufren eso, no se ven, salen del cuadro, desaparecen. Con suerte ingresan en otros. Sin ella, se esfuman, quedando sin cuidado, asistencia, protección. Me pregunto cómo tienen que vivir quiénes están fuera de las posibilidades que nosotros tuvimos de ser atendidos. A fin de cuentas, nos conectan muchas cosas con lo que nos desconectó: de la misma que salimos por una puerta, entramos por otra. Para lo que solo tienen conexiones débiles, las posibilidades de ser asistido y de existir son más remotas.