Alto de Miribillas (Bilbao)

Elixabete Imaz

Bilbao, Febrero/Marzo de 2022

 

En Bilbao, cerca del Paseo de Los Caños, existe un lugar por el que suelo pasar de vez en cuando desde hace aproximadamente tres o cuatro años.

El lugar al que me refiero está a la izquierda, por encima de este paseo de lo Caños, incluiría toda la ladera y explanada en el alto de este que algunos llaman Alto de Miribillas, pero del que no he podido confirmar nombre.

Algunas personas atraviesan este monte para acortar el paso (por ejemplo, entre Bolueta y La Peña) otros para pasear a perros y otros para pasearse ellos mismos. En las fotos que aparecen en Google (https://goo.gl/maps/8QdKWs4aZKKHviWYA) más bien parece una escombrera ilegal, pero yo no lo he conocido así. Las primeras veces que fui encontré cosas un tanto “al margen”, como un circuito de bicicross improvisado (con obstáculos, subidas y bajadas a base de tablones y plásticos), restos de hogueras y otros elementos que hacían pensar en un lugar de adolescentes, tal vez un espacio de reunirse o de hacer un pequeño botellón. También vi en aquel momento alguna huerta de las habituales de Bilbao, es decir, pequeños terrenos vallados y candados, apropiados de forma probablemente irregular, y convertidos en huerta y, a veces, también merendero.

En este tiempo transcurrido, el alto se ha ido poblando de “colas de zorro” (esa planta decorativa de jardines de chalets de los años setenta y que ahora ha sido declarada planta “exótica invasiva” en Bizkaia) lo que le da al espacio un aire de abandono.

Todo el paisaje tiene un punto inhóspito, propio de algunos márgenes de los barrios de las ciudades. Pero, a la vez, es frecuentado por todo tipo de gente, y esto creo que es una característica “muy de Bilbao”. Además tenía y tiene cierta urbanización (alguna farola y trechos con barandillas y bidegorri —camino peatonal—), en especial el paso bajo la viaducto de la autovía, senderos muy marcados que marcan que es un paso transitado.

Y sobre todo tenía y tiene construida una fuente pública grande, de la que desconozco el origen, que resulta chocante en un espacio tan abandonado.

Desde hace un tiempo empecé a observar que el lugar estaba siendo usado como espacio para dormir por gente sin techo, extranjeros en su mayoría (personas de Europa del Este y magrebíes), y que el acceso al agua era importante para ese uso. Primero vi un hombre que recogía agua en garrafones, en otra ocasión vi un chico que vigilaba la colada que se secaba sobre unas zarzas. También advertí que comenzaban a aparecer nuevos senderos y también cercados precarios que antes no había visto. El comienzo de ViDes ha coincidido con una intensificación de estos usos —han aparecido también nuevas huertas precarias, han aparecido nuevos asentamientos— cuestión que obviamente se me ha hecho más evidente en la medida en que estoy más atenta. Las últimas veces que he pasado he visto cómo se están ahora mismo creando nuevos lugares donde vive gente, y que ya existe un pequeño poblado chabolista estable, probablemente habitado por gente de origen geográfico muy diverso a juzgar por las lenguas y la música que se escuchaban.

Algunos elementos que me parecen interesantes son:

• Como el mismo espacio es útil simultáneamente como: a) un lugar para aquellos que construyen una huerta en terrenos que no son propios, como las habituales entre muchos migrantes de los años 50 y 60 que tenían y siguen teniendo a día de hoy el doble carácter de recurso económico, pero también componentes de añoranza-ocio-identidad; b) un espacio para la creación de asentamiento para vivir para nuevos recién llegados a Bilbao.

• Ambos tipos de espacios (huertas/moradas) son similares en su configuración o en su morfología. Hay que meterse y mirar para saber si se trata de una u otra.

• El carácter dinámico del proceso. Está ocurriendo ahora mismo y probablemente está intensificándose. Junto a los asentamientos también están apareciendo nuevas huertas que no son aquellas de los antiguos migrantes rurales, hoy ya demasiado envejecidos.

• Se pueden encontrar restos de asentamientos fugaces de una noche o unas pocas, (colchones, cartones y plásticos que quedan abandonados y que te encuentras al paso) hasta asentamientos de chabolas para vivir de forma más permanente. Unos y otros conviven en el mismo espacio.

• La mezcla de procedencias de las personas que conviven. Se puede deducir de los fenotipos que te encuentras, de las lenguas que hablan, de la música que escuchan…

• Las características del espacio que lo hacen idóneo para este uso: está en la ciudad, pero a la vez al margen de ella, está urbanizada, pero a la vez olvidada, la proliferación de las colas de zorro hace que se convierta en algo más ocultable a la vista.

Ejemplo 1: Desde el Paseo de los Caños solo se ve un muro de protección de las vías del tren. Sin embargo, al otro lado encontramos un espacio habitado:

Ejemplo 2: ¿Huerta o morada? Ambas se confunden en el mismo espacio

Así el que creía que era un asentamiento al asomarme se confirma como una huerta (Foto 7) y lo que creía entrada de una antigua huerta es en realidad el acceso a un asentamiento en expansión (Foto 8).

Esta puerta de abajo, sin embargo, que yo creía daba a una huerta, es la que da paso al asentamiento más grande.

Ejemplo 3: El carácter dinámico del proceso. Esta transformación se está produciendo en este mismo momento. Entre una foto y otra hay 15 días de diferencia