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Cata sobre la cata, 2: La etimología, que no

Gabriel Gatti

Bilbao, mayo de 2022

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Desde que empezamos a trabajar con la palabra refugio evité la tentación de caer en algo que siempre resulta, sin embargo, muy seductor, hacer la etimología del término e intentar encontrar en esta una pista que dé cuenta de su verdadero sentido o al menos de su primer sentido, ese sentido original, lo que significó cuando el concepto se usó la primera vez, eso, qué sé yo: LA FUENTE, EL ORIGEN. Tienta, sobre todo para los que hemos estudiado en la estela, o en los efluvios, de cierta escuela estructuralista, que siempre nos hemos sentido tentados por ese sentido primero de todos los sentidos, entendiendo que en esa capa, la última, se encontraba la estructura generadora de todo lo que vino después y lo que explicaba todas las maneras con las que los humanos damos sentido a las cosas que nombramos con los nombres con los que ese significante comunica. 

Recuerdo que ese ejercicio lo hicimos con «víctimas» y algo de utilidad tuvo. ¿Pero aquí? En este caso no. Nunca lo miré (hasta hoy, ahí debajo está). Me da lo mismo. Me parece que ya desde hace un tiempo las palabras no pueden ser tratadas por lo que significan sino más bien por lo que pueden llegar a contener. Decir “lo que significan” es casi casi una prohibición: no pueden significar otra cosa que eso, solo pueden significar lo que el original dice. “Lo que contienen”, sin embargo, es una invitación a entrar y una manera de ofrecerse a todo aquello que pueda entender de alguna forma que esa palabra sirve para darle sentido a lo que quiere decir y que no encuentra cobijo en otra palabra. 

Con términos como estos con los que trabajamos —víctimas o desaparecidos o refugio— hay que ser particularmente sensibles a esta dimensión contenedora, casi mejor decir de container, que tienen estos términos: lo contienen realmente todo lo que sea capaz de utilizarlo. Son objetos mundo, que viajan friccionando con realidades diferentes, que conectan y aterrizan y se van y que en cada uno de esos movimientos dialogan y colaboran con situaciones que no tienen nada que ver con lo que el término significa “en sí”. Por eso desconfío ahora mismo de la etimología como un procedimiento para saber algo de los usos sociales del término.  

La de refugio es, por cierto, esta. Pura clave de re-: 

La palabra refugio es un cultismo procedente del latín refugium, palabra que significaba acción de huir hacia atrás y también lugar protegido al que uno se retiraba huyendo en retroceso, siendo utilizada alguna vez con el valor de salida secreta de una casa que permitía huir por allí en caso de necesidad.