Gabriel Gatti
Montevideo (Uruguay), 13 de Diciembre de 2023
1. Lo líquido. Había conocido a NITEP en junio, en ocasión de un encuentro en la plaza de los 33 Orientales que organizó Trayectorias y al que fuimos María y yo, el encuentros de invierno creo que le llamaron.
Me agoté, me sorprendí, me superó. Cuando escribí sobre eso lo hice pensándolo en líquidos de fluires raros, en químicas, en brotes de humores corporales imprevistos, sangre, baba, rabia; en cauces rotos, o raros al menos: emociones, impresiones, sensaciones, cuchillos, bailes, cuerpos, bocas abiertas. Muy lisérgico. Muy Buñuel. Uruguay, que flora sobre balsas de agua profunda, con sequía.
2. Lo sólido. En este paseo de diciembre surgió la solidez: de la institucionalidad uruguaya, que habilita a que cuatro ciudadanos “en situación de calle” sean contratados como grado 1 por la universidad y trabajen de… no sé de qué ¿informantes? ¿mediadores? Pero lo hacen bien, porque se muestran como narradores firmes de trayectorias por fuera pero ordenadas tanto que a veces ingresan dentro, donde nosotros, que somos como ellos, ciudadanos, y quedan lejos, fuera, los otros, que ya no son como ellos, que son ellos, y no son tan sólidos, y a veces se muestran muy raros, muy invertidos, literalmente, como ese sujeto que brota de un container con los pies arriba y la cabeza abajo, en verticalidad perfecta y que, tan perfecta, que es tan invertida, que cuando sale de ese agujero el hombre no hombre no dice sino que balbucea. El otro lado. Stranger things.
Y el paseo mismo fue sólido, con hitos, pensado, ordenado: refugios, la habitación propia, cobijos…
Y luego, de nuevo, la institucionalidad, sólida del carajo, la del MIDES, que mide y hace contable. Me fusioné con un grupo de sus operarios, junto a Gustavo, que sin darnos cuenta nos metimos en su paseo, el de una protesta de los trabajadores del MIDES. Eran como los compañeros de Trayectorias, como nosotros, por eso nos fundimos.
3. Lo gaseoso. Que latía ahí, como amenaza, como posibilidad como realidad: en las violencias que se sentían en El Abrojo, en la negación de la imagen, en los calores y vapores de la sala de NITEP, entre géneros y relatos fluidos, en los olores mientras conversábamos, que nos iban rodeando, en el recuerdo de la reunión de invierno en la Plaza. Nos rodeaba, un vaporcillo era, pero era. Como fósforo dijo Aníbal, un grado 1 de NITEP, con precisión conceptual de un ciudadano que entendió bien lo del gato de Schrodinger, que es y no es, que está y no está.